Todos los 25N hablamos de violencia de género, de violencia cero, de no consentir esos ataques, esas agresiones. Pero estas demandas, estas reivindicaciones están vacías si no se vinculan a la causa que las genera, si no se dirigen a las personas/instituciones que pueden/deben hacer cosas para que no se produzcan esas agresiones. Se llama patriarcado y parece que nos da miedo decirlo. Acostumbrémonos a llamar a las cosas por su nombre, no es violencia de género, es VIOLENCIA MACHISTA.
Todos los años sucede igual cuando llega el #25N. Escuchamos el mismo discurso una y otra vez. Nos hablan «con suerte» de asesinadas y no de muertas. Asesinadas en un limbo tal, que no se reconoce al asesino. Parece que no existiera. Ella está expuesta, con sus puñaladas, con los golpes inflingidos, con las patadas asestadas. Son 92 o son 29? Esto es según el asesino.
Contabiliza la asesinada, o no contabiliza, porque pasamos a discutir sobre su «pedigrí». Nos tiene que quedar claro que no todas cuentan, que no todas son violencia de género. Pero a mí no me queda claro.
No es igual que te asesine tu (ex)marido, tu (ex)novio a que lo haga tu amigo, una panda de descerebrados que se cruzaron en tu camino, o que acabe con tu vida un cliente. Aunque el resultado sea el mismo estás muerta, no es igual. No cuentas como «víctima», no sales en las estadísticas por ese concepto. Esto se llama hacernos trampas en el solitario.Y mientras, seguimos con datos escalofriantes, de agresiones, violaciones, asesinatos. Pero seguimos empeñadxs en dejarnos engañar.
Ahora han negociado un de «Pacto de Estado de violencia de género». Pacto impulsado por quienes cuestionaban hasta hace no mucho que se llamara así: violencia de género (no tengo muy claro que hayan modificado su discurso). De hecho, hablaban de violencia doméstica, porque los hombres también son asesinados… No voy a decir nada más sobre esto, por que me aburre.
Pacto auspiciado además, por un gobierno que ha hecho terribles recortes que nos afectan a nosotras más que nadie y que está ejerciendo contra nosotras violencia institucional, en forma de recortes en sanidad, educación, en medidas laborales, precarizando el mercado de trabajo… Haciéndonos más pobres en definitiva. Esto también es violencia.
Pero eso sí, luego llegan estos días y los políticos están como locos por hacerse fotos con las feministas, por engancharse a pancartas, ponerse pegatinas y lazos, incluso dar discursos encendidos (pero huecos). Se apuntan a campañas internaciones como la de #HeForShe. He flipado con la campaña de la Diputación. Leer más