Por gentrificación se entiende los procesos de transformación de un barrio, en los que por implantación de nuevos usos sociales y económicos, la población de ese barrio se ve desplazada por no poder hacer frente a los costes de la vivienda, convirtiéndose en zonas homogéneas en cuanto a su composición social, con habitantes de mayor poder adquisitivo, y en muchos casos puros escaparates para el turismo.
Este fenómeno se está produciendo a lo largo de la geografía de nuestro país. Cada vez somos menos personas las que vivimos en el centro de nuestras ciudades. De hecho, en mi bloque, sólo estaba nuestra familia. El resto eran apartamentos turísticos…, y un bar, claro.
Mi familia y yo vivíamos en el centro de Málaga, nos fuimos en 2018 tras trece años viviendo allí. Un edificio centenario, en calle Carretería. La guardería cerca, al trabajo íbamos andando. Supermercado en la esquina, papelería cerquita (la papelería Morales que pasó a ser un noodles, ahora ya no sé qué es), zapaterías, mercerías (Torre y Marymar toda mi vida en calle Santa Lucía), panaderías, ultramarinos, droguerías, el mercado central…, todo a dos pasos. Un lujo ir andando/paseando a todos sitios. La ciudad de los quince minutos hecha realidad.
El entorno empezó a decaer. Proliferaron los bazares, los «compro-oro». A la par, empezaron a cerrar locales malagueños emblemáticos: Carrasquilla, Rosa Peula danza, El Yeti, Cerámicas La Bóveda, Librería Prometeo… A día de hoy sobreviven algunos galos: Miguel de la tienda de cuadros, Del Rosal una tienda de maletas y carteras, la tapicería de Antonio López, la tienda de muebles Espíldora, una farmacia y dos estancos.
Este último año hemos asistido a la peatonalización de calle Carretería. Esto ha significado que hay más bares, cafeterías donde ya no se pide un “sombra” sino un latte o un machiatto, además de restaurantes de cocina internacional: mexicanos, libaneses, italianos, asiáticos…
En el entorno, estos locales de ocio y restauración han seguido multiplicando sus terrazas, ocupando con sus mesas y sus sillas todo el espacio público, haciendo que las aceras sean intransitables. En lugar de ver las calles peatonales como algo positivo, se ven como un problema: más bares, más mesas. El centro de Málaga es un restaurante gigante que lo devora TODO.
Y los cruceros, más cruceros, de repente el centro de Málaga está lleno de grupos de personas, blancas como la leche, con mapas y sombreros, hablando en diferentes idiomas. De los cruceros pasamos a las troleys a todas horas rodando por cualquier calle del centro y a cualquier hora.
Desde el centro han ido abriendo el círculo y ya están en los diferentes barrios de Málaga. Las ruedas de las maletas también suenan allí. Patinetes tumbados en aceras, grupos de bicis de visita por las calles, coches de rent-a-car en cualquier zona de Málaga. Los bajos están dejando de ser negocios y pasando a tener uso habitacional, para vacaciones en la mayoría de los casos.
Los apartamentos turísticos, los hostels, las despedidas de solteras y solteros, los viajes de fin de estudios, las toallas en bolsas de Ikea para acondicionar las viviendas, los negocios de empresas dedicadas a la gestión de la vivienda vacacional, los lockers, los grupos de personas esperando a la puerta de un edificio con sus maletas a que les abran, los candados de los pisos turísticos en los edificios… La ciudad se ha transformado en un símbolo de los procesos de especulación que se extienden a nivel global.
Málaga fue nombrada como “una de las mejores ciudades para vivir del mundo” por la revista Forbes, pero se le olvidó mencionar que los pisos turísticos han provocado que la población del distrito centro sea menor a la cantidad de dichos pisos. Y que en muchos barrios obreros el proceso continúa con la construcción de viviendas de lujo que amenazan con expulsar a las vecinas y vecinos en el futuro. Málaga está siendo colonizada por los fondos de inversión.
El Sindicato de inquilinas de Málaga, con otros colectivos, ha convocado una manifestación este 29 de Junio contra la turistificación, reclamando una vivienda digna, bajo el lema «Málaga para vivir, no para sobrevivir».
“[…] en este momento, llevamos más de 12.000 viviendas turísticas en esta ciudad. Estamos hablando de la tercera ciudad en el territorio español con más viviendas turísticas, teniendo en cuenta que va solo por detrás de Madrid y Barcelona, y teniendo en cuenta las dimensiones de estas ciudades; por tanto, somos una ciudad que está totalmente saturada de apartamentos turísticos.”
Cuando se alzan voces protestando contra esta nueva Málaga pensada sin las malagueñas/os, nos dicen que no podemos ir contra el turismo, que es el principal motor de nuestra economía. Este modelo de usar y tirar está dejando sin ciudad a sus vecinas y vecinos. Es muy difícil el acceso a la vivienda.
En el primer trimestre de este año se han producido 299 desahucios: 277 de viviendas en alquiler, 3´3 familias desahuciadas al día. El 50% del parque de alquiler está destinado en Málaga a vivienda vacacional.
A esto hay que sumarle la precariedad laboral y no olvidemos la explotación del territorio, hay cuestiones ecológicas que se han de abordar.
¿Del motor de qué economía estamos hablando? Otro modelo de ciudad es posible, incluyendo a todas y todos, sin echar a nadie.
Una casa es para vivir, no para que unos pocos hagan negocio. Además, no olvidemos que una ciudad sin vecinas y vecinos SE MUERE.
El #29J a la calle!
#AntesTodoEstoEraBarrio
#MálagaParaVivirNoParaSobrevivir