Cuando tuve noticia de que Laura Luelmo salió a correr y no volvió a casa, quise que si estaba muerta, se hubiera despeñado en algún recodo del camino, porque no conocía esa zona, no era de allí… Por favor que se hubiera caído y la hubiera abrazado la madre Tierra. Por favor que no fuera un asesinato, por favor que no fuera una violación, por favor que no hubiera sido humillada, por favor que no hubiera sufrido… Por favor.
Cuando se encontró su cuerpo sin vida tuve que admitir, que dolorosamente lo sabía, aunque no lo quisiera admitir, aunque me empeñara en desear otra cosa, mis más profundos miedos me decían que había muerto a manos de un hombre y que habría sufrido.
Solo si eres mujer conoces «ese miedo». Leer más