Bienvenida a casa,
Pequeña gran revolución,
Que con tus pasos marcas un nuevo rumbo
en dirección a nuevas montañas que parecen menos altas
Con cada palabra que nace en tu garganta,
pequeña gran revolución.
Si hubiera conocido esta canción el día que viniste a mí, te la hubiera cantado. Nos fue bien con Antonio Flores cuando te tenía entre mis brazos. Muy bien.
Ya sonreías zalamera con tus ojazos, que desde el primer día se adivinaban oscuros. Pero hoy, 14 años después, y viendo la mujer en que te estás convirtiendo, si hubiera conocido a Izal, te hubiera cantado esta.
Tú fuiste ese 11 de marzo de 2003 «nuestra pequeña gran revolución». Con tu sonrisa grande, sin llorar, apoyando tus manitas sonrosadas en mi pecho para verme mejor (porque me miraste, directa), sonriendo desde el primer día. Qué felicidad tan grande! Cómo lloraba yo! Uno de los momentos más intensos de mi vida. Éramos las dos novatas en esto de ser madre e hija. Leer más